Me encanta esta canción mítica, pero de esto no va el artículo de hoy.
Me parece que ya ha pasado tiempo suficiente para que hable de los macrobotellones, de la juventud y esos temas que estaban en el candelero y que ya no están.
Eso es lo que sucede en la sociedad de la información, que el interés no está mucho tiempo focalizado en el mismo lugar, porque la gente se aburre y esto pasa porque la información es entretenimiento.
Es cierto que una mira a la calle y ve un panorama desolador, pero ¿es culpa sólo de los jóvenes? Para que una persona llegue a joven tiene que haber nacido, pasado por la infancia y alcanzar la madurez.
Modificar conductas cuando se han producido durante mucho tiempo es sumamente complicado, como casi todo en esta vida más vale prevenir que curar, pero los padres y madres españoles no han prevenido mucho que digamos.
Los niños y niñas de la llave son una realidad en una sociedad en la que hacen falta dos sueldos para sobrevivir, donde hombre y mujer quieren realizarse en el espacio público, pero ¿qué pasa con los niños?
Pues que los han mal-educado y mal-criado. Padres y madres han hecho una dejación de sus funciones. Es cierto que los hijos e hijas no vienen con manual de instrucciones, pero en mi opinión hay reglas básicas que son de lógica, como mantener los castigos, no permitir que tus hijos te falten el respeto (ni tu faltárselo a ellos) Cosas muy básicas.
Nuestros jóvenes han perdido el rumbo, no ven esperanzas, se ven abocados a un futuro precario, con contratos basura y casas de 30 metros cuadrados y cómo no les hemos enseñado a luchar, sino que hemos comprado su sonrisa por no pasar tiempo con ellos pues en vez enfrentarse a la realidad beben.
Beben porque no está tan mal visto, porque mientras no salga en la tele, nadie piensa mucho en ello. ¿Qué hacen chavales de 15 años hasta las 6 de la mañana por la calle?
Y faltan el respeto porque son unos incívicos, porque no les hemos enseñado las normas básicas de convivencia, y al final, tenemos una generación de alcohólicos en ciernes y no hacemos nada por evitar el desastre.