Esta mañana en el curro le comentaba a una compañera que si me tocasen los euromillones a lo bruto trabajaría. Tendría una tienda de cosas bonitas, o una de cupcakes, iría a pasarlo bien, a reírme, a no angustiarme, a comer dulces, a hacer felices a las personas. Yo creo que no quiero el dinero para no hacer nada, quiero dinero para sentir que tengo opciones.
Lei una vez un tuit que decía algo así como que si llorar sirviera de algo nos cobrarían por ello. Obviamente es una exageración, pero salvo para el desahogo llorar sirve para poco más. Lo dicen en la peli de «OldBoy»: «Rie y el mundo reirá contigo, llora y llorarás solo» No hablamos sólo del egoísmo de algunos seres humanos que sólo están para lo bueno, sino también al hecho de que cuando te pasas el día siendo negativo terminas convirtiéndote en un ser tóxico y dañino para los demás, sobretodo para la gente que te quiere. Ahora es cuando yo salgo del armario para decir que últimamente estoy siendo muy negativa pero que intento cambiar y cuando la negatividad me inunda trato de respirar y pensar en cosas que me hacen feliz:
– Mi peluche de totoro
– Los gatos (míos o ajenos, en vídeos, fotos o gifs, ronroneando, llorando, metiéndose en cajas)
– Recordar cuando le dije al guardia civil de atestados que vino a mi accidente de tráfico «agente ¿está soltero? mis amigas sí y quiero que salga algo bonito de todo esto.
– El olor a lavanda de mi cojín que meto en el micro cuando me duele la espalda
– Hablar con gente súper chachi que hay a mi alrededor. Por ejemplo una ex compañera de curro a la que adoro y que está superando un cáncer con una valentía y entereza dignas de admiración.
– No madrugar.
– Un masaje.
¿A vosotros qué os arranca una sonrisa?