Hace dos años presenté una comunicación en unas jornadas sobre absentismo escolar que se titulaba «Hablamos de Oportunidades»
En general creo que es mediocre, pero lo mejor, o lo que más valoro que me aportara fue que me hizo reflexionar.
Reflexioné acerca de mi historia a lo largo de la institución escolar y de que a veces aceptamos como normales cosas que, evidentemente, no lo son.
De mi clase de 8º de EGB hemos llegado a la Universidad 7 estudiantes de unos 30. Este dato no está nada mal, sobretodo si lo comparamos con el de los demás grupos.
Pero más interesante que los que hemos llegado a la Educación Superior están los que se quedaron en el camino. Hablo de gente que no logró el título, o auténticos analfabetos funcionales que lo obtuvieron, creo que por pena, ya que fuimos el último curso de EGB (después llegó la ESO)
¿Por qué tanta gente se quedó en el camino? ¿Es tolerable? Yo recuerdo el caso de un chico que en un año no vino ni una semana seguida a clase ¿qué le pasaba? Ninguno de nosotros, los compañeros nos lo preguntábamos, nunca nos interesó porque no tenía amigos, nadie se preocupaba por él.
La cuestión es que no es tolerable que esto suceda, hablamos de vidas. Estamos viendo como una persona se acerca a un precipio y no hacemos nada por evitarlo. Hablamos de un camino que lleva a la exclusión social.
La posición de la que yo parto es que la sociedad debe ayudar a las personas que parten de una desventaja. A un cojo no le pedimos que corra más rápido que el que ganó el mundial de atletismo. Pero a un niño o niña que proviene de un hogar desestructurado lo único que le ofrecemos es la escolaridad obligatoria. Un niño cuyos padres no saben apenas leer y escribir no tiene las mismas posibilidades de tener éxito en la institución escolar que uno cuyo padre es perito agrónomo y su madre profesora de física. Sólo por el hecho de que la madre profesora de física le podrá explicar física y matemáticas a su hijo, ya tiene una ventaja sobre el que cuyos padres son analfabetos. Unos padres con dinero pueden pagar clases particulares seguramente un padre drogadicto ni siquiera piense que sean necesarias.
Yo no hablo de dar oportunidades sino de no arrebatarlas. Opino que además es por el propio bien de la sociedad.