De Repente Un Extraño

En ocasiones la verdad llega a tu vida de la mano de un desconocido. La idea que viene a mi mente es la de una botella con un mensaje dentro que aparece en una orilla y tú lo lees y te das cuenta de que tiene razón. A veces es agradable que te recuerden que molas, que eres guapa, que tienes gracia. Es maravilloso saber que te echan de menos, que alguien que es importante para ti siento lo mismo que tú y te tiene cariño. Demasiadas veces se da por supuesto que la gente sabe lo que sentimos al igual que con excesiva frecuencia evitamos ciertas conversaciones, para no oír o para no decir.

Y hay momentos en lo que todo es negro y se ilumina una lucecita que nos recuerda, que todo, hasta lo malo pasa, que sonreír es gratis y que la vida es un regalo que no se debe malgastar.

Auuuuuuua

Ya sabéis que yo, cada cierto tiempo le dedico una entrada de este blog a alguien. Casi siempre ha sido a alguien que no lo lee, y para no variar hoy también.

Esta entrada está dedicada a un amigo, a una persona que entró de una manera muy tonta en mi vida y que día a día me ha demostrado que es una persona leal, amable, noble y generosa. Una persona que ha aguantado mis tonterías, mis penas, mis lloreras, que se ha preocupado por mi, cuando gente que me conocía de más tiempo y que se suponía que me apreciaba, no lo hacía. Supongo que todo se resume en una frase que le dije hace unos días «hay que ver que lejos estás, pero qué cerca cuando te necesito» Y hay muchísima verdad en esas palabras, porque me ha ayudado en momentos muy duros y también ha estado a la hora de compartir buenos ratos y espero que esté durante mucho tiempo.

Le mandé una felicitación navideña y me ha llamado para agradecérmelo.Para qué engañaros, casi me pongo a llorar. No lo he hecho porque iba a parecer una desequilibrada, pero el que le haya hecho ilusión y el que haya tenido el detalle de decírmelo me ha conmovido. Lo que me lleva a preguntar si de veras exijo tanto a la gente cuando con una llamada de agradecimiento me conformo.

Por cierto, gracias a correos porque la carta ha llegado en tres días (buen trabajo chicos)

Construye tu propia aventura

Paso mucho tiempo pensando con esto de mi invalidez y hay temas que vienen y van pero hay algunos que son recurrentes. Uno de ellos es el valor que le dan algunos hombres a sufrir como perros. Es lo que llamo «el valor de la conquista». A las mujeres se nos acusa de que de ver tantas películas Disney buscamos príncipes, pues siento deciros chicos, que parece que vosotros si no tenéis que atravesar desiertos, matar dragones y escalar cumbres no sois felices.

¿Por qué? ¿Qué tiene de malo que le gustes a una chica, se le note y no haya drama ni dificutad? ¿Por qué parece que para algunos cuando algo es fácil no merece la pena? Estas preguntas me obsesionan, a veces un poquito y a veces un muchito, pero siempre me llama la atención. He tenido amplias discusiones con amigos con pene y todos dicen lo mismo, que las cosas demasiado fáciles no valen. ¿Tiene que haber un componente de dolor y sufrimiento para que valoremos las cosas?

No penséis que yo me hago estas preguntas de manera casual. Yo tengo un problema, cuando alguien me gusta se me nota. No puedo evitarlo. Se me nota en la manera en la que me dirijo a esa persona, como intento agasajarla, como pienso en cosas que le puedan gustar, en cómo le busco… en todo. Y no hay cosa que odie más que tener jugar al póker con mis sentimientos. Sentir que todo es un juego donde hay que jugar bien las cartas, en vez de disfrutar, dejarse llevar y ser sincero. Tengo la sensación de que cuanto más mayores somos más jugamos y menos sentimos.

Por cierto, reivindico mi derecho a ser una chica fácil y aun asi, ser amada.

¡Calefactor, te elijo a ti!

Hace frío, qué raro, sólo estamos en Diciembre, pero más allá de la sensación térmica mi corazón se ha escarchado y no nos engañemos, las cosas escarchadas (como las repugnantes frutas escarchadas) no les gustan a casi nadie.

Mientras a mi alrededor pasan cosas buenas, como amigas que encuentran trabajo o el amor verdadero, a mi me han dicho que estaré de baja 6 semanas más, una fiesta ¿eh?. Por suerte me han quitado la escayola, eso sí, pero la idea de estar hasta el 22 de enero con esta especie de zapatilla ortopédica me hace ligéramente infeliz, soy asi.

Yo tengo un problema (o muchos) y es que suelo esperar más de lo que debería de la gente y es treméndamente agotador llevarse una decepción tras otra y cuando es con la misma persona acabas hasta el cipote. Y sí, sé que la solución es no esperar nada de nadie, pero aún no he conseguido capar esa parte de mi y me gustaría, porque me ahorraría muchísimos quebraderos de cabeza. Siempre digo que las personas siempre tienen la infinita capacidad de sorprender y a veces hasta para bien. Pues ya va siendo hora de que alguien (además de un colega de málaga que creo que me mete cuello) me dé una sorpresa agradable.

Es extraño, pero de un tiempo a esta parte me cuesta muchísimo hablar las cosas, no sé, me siento derrotada y muy cansada. ¿De qué va a servir que diga nada?