Mirando las estadísticas de mi blog veo que alguien ha accedido a través de otro donde un artículo sobre educación que escribí en los albores de los tiempos es alabado. Que subidón de ego. En estos tiempos en que ni el Tato me visita es agradable leer que a alguien le motivó algo que yo pensé.
Supongo que yo antes pensaba, ahora sólo trabajo, como y duermo. Intento encontrar un hueco para este blog, riego esta planta que empezaba a estar marchita porque la descuidé. También tengo un cuaderno para colorear, me lo regalaron por mi cumpleaños y en una visita en una librería compré un cuadernito con ejercicios para ser feliz. Me toca ejercitar la positividad porque soy muy negativa, muy oscura en el fondo.
Los años han arrasado con mi inocencia y quizás me he vuelto demasiado cínica pero sigo creyendo firmemente en algunas cosas (y me alegro) Creo en la educación, podría ser mi Dios, porque cambia las vidas de las personas y a las sociedades. Cabría plantearse si los grandes sistemas educativos estatales actuales promueven el crecimiento de la persona y de la sociedad o bien pretenden mantener el status quo. Podríamos preguntarnos cómo podríamos mejorar la educación en España, las preguntas son infinitas así cómo las posibles soluciones pero para mi la principal sería ¿cómo podemos educar a las personas para que aprendan a ser felices?
Como persona muy muy muy frustrada echo en falta eso, las herramientas para lidiar con esta realidad que me ha tocado vivir y que no soy capaz de manejar: trabajo de menor cualificación, poca esperanza de tener turnos decentes, tener una vida…
Buenas noches príncipes y princesas del averno.