Necesito a Antonio Orihuela en mi vida, necesito de su inspiración, de su voz mientras recita sus poemas, de su aspecto bohemio, de su capacidad de hacerme sentir acompañada en mi soledad.
Llevo una temporada revuelta, hasta arriba de trabajo, cansada, comiendo y durmiendo mal, estresada y muy malhablada. En el trabajo me regañan por no ir maquillada y llevo unos días haciéndolo (no para evitar la regañina) sino porque tengo muy mala cara. Debería preocuparles que me pinte porque significa que algo no va bien.
Mi trabajo y yo tenemos una relación amor – odio. Hay momentos muy buenos pero también momentos muy malos. ¿Mi trabajo me está matando? ¿Ser adulto es esto? ¿Ahogar mi creatividad entre dosis de realidad es lo que se supone que debo hacer?
Buenos días desde el infierno.