Try To Sleep With a Broken Heart

Dice Alicia Keys, que intentes dormir con el corazón roto, yo le diría que fuera a trabajar, al gimnasio y actualizase un blog con el corazón roto, a ver si podía.

No escribo nada y normalmente mis silencios no son buenos. El cáncer de esa persona a la que tanto aprecio está siendo un hijo de la gran puta y yo no puedo hacer nada, salvo dar mi apoyo moral. Puedo lidiar a ratos con la impotencia, con el sentimiento de injusticia, con la tristeza y con saber que yo, ahora, no soy la prioridad, pero cuando se junta todo eso, no soy capaz de digerirlo.

Así que aquí estoy, desahogándome como puedo, con un sueño de cojones porque he entrado a trabajar a las 4:30, mientras me tomo un descanso de planchar.

Un saludo para los que aún me leen.

Buenos días enero

Soy una mujer complicada, nunca lo he querido esconder, creo. Me muestro como soy, quizás mi sobreexposición sea una manera de esconderme (¡ah! maravillosas contradicciones). La cuestión es que de un tiempo a esta parte me siento más como un nubarrón que como un sol, más un pescado que lleve 5 días a la intemperie que una manza, más «El Diario de Noa» que Amelie y eso no me gusta. El problema es que no tengo claro cómo cambiarlo ni cómo pedir ayuda.

Así que aquí estoy, a las 8 de la mañana, escuchando a Ismael Serrano, con el pijama puesto después de haber trabajado, intentando ordenar mis ideas, tratando de no vomitar sentimientos, evitando fustigarme, porque eso me ayuda poco. Trato de usar la razón porque ya sé que lo que hago siempre no me funciona, herirme, dañarme, castigarme, compararme sólo me hace sentirme peor, no estimulo mi espíritu de superación sino mi sensación de fracaso.

Cierro un momento los ojos, dejo que el calorcito del saquito que he calentado en el microondas me recorra y siento un placer puro, real, tangible. Se está tan bien en la cama, con el nórdico, aunque sea escribiendo cosas tristes. Quiero aferrarme a esa sensación, la dulce modorra, la calidez, la comodidad, necesito hacerlo porque tengo mucho trabajo que hacer. Trabajar conmigo misma, con mi autoestima, con mi forma de procesar lo que me sucede, con lo que quiero y con los que quiero.

Siento una pequeña punzada en el estómago recordando el día de ayer y el calor abandona mi cuerpo, juego con mis uñas a medio despintar y quiero huir de esa sensación. Releo lo escrito y me planteo si esto es un comienzo de algo bueno. Recompongo mis cachitos y esbozo una media sonrisa, quizás sea capaz de lograrlo.