I Feel So Close To You Right Now

El cantante dice esas palabras mientras yo trato de evitar ponerme a dar saltitos. Da igual cuanto llueva la música siempre dibuja arcoiris en mis ojos. Que sensiblera soy, que pava, que emocional, que ilógica, que voluble y que maravillosa, a pesar de los demás y a pesar de mi misma.

Sí, me quejo.

Sí, me equivoco sin parar.

Sí, me quedo quieta esperando que pase la tormenta.

Sí, me pierdo entre las tinieblas que creo con mis inseguridades.

Pero al final soy yo, al final sé que lo haré, como dicen los ingleses «I’ll make it»

Las manos van al pan

Me encanta esa expresión, que además tiene connotaciones tan obscenas… «ten cuidado que las manos van al pan» Es una advertencia pero también es una invitación, si tocas el pan te lo comes.

Diluvia y estoy desnuda en la cama sintiendo las ganas de que me toquen. Deseo poder volverme un poco gata y ronronear mientras unas manos expertas comienzan a despertar mis sentidos. Me imagino como se me eriza la piel, como se me encoge el estómago de excitación, cómo mi respiración empieza a sonar distinta mientras esas manos recorren mi espalda, mis hombros, mis pechos, mis brazos, mi barriga, mis muslos, mis piernas y finalmente, después de desearlo mucho, mi sexo. Echo de menos sentir que el deseo toma posesión de mi mente, que la anula y le da al botón de off para que mi cuerpo lo experimente todo.

Sigue lloviendo y siento la tentación de ser yo la que me lleve al placer pero no es lo que quiero, no busco un desahogo, quiero interactuar, quiero jugar y no quiero hacerlo sola. Respiro, mientras dejo que el deseo pase, que huya en busca de un lugar más propicio donde asentarse.

Ya sólo queda que me levante para tomar un café y volver a una realidad gris y lluviosa.

Como el sol

Yo escucho muy poca música en español, no tengo claro por qué, de todas formas al último cantautor que seguí le he cogido un poco de manía. Dicen en twitter que si quieres no terminar odiando una canción no la pongas como despetador ni de tono de llamada de alguien que te gusta. Puta sabiduría callejera.

«Solo, soltero y solitario» suena y a mi se me va un poco la cabeza y me gusta. Sola, soltera y solitaria, añadiría loca de los gatos pero eso es difícil de rimar.

Echo de menos ese momento en el que las caricias nublaban el sentido común, añoro cuando la química era algo más que una clase y sonrío con tristeza al comprobar que la mayoría de las personas son sombras de lo que podrían ser, incluida yo.

Abro una cerveza en soledad, ya he dado cuenta de la tableta de chocolate, paso de un vicio a otro sin pudor y miro por la ventana tratando de imaginarme en otro momento y en otro lugar.

Quizás si duermo lo suficiente todo habrá terminado.

Larga ausencia.

Hoy es lunes y escucho una canción rara.

Llevo despierta desde las 4 y curiosamente hoy libro, aunque he ido al aeropuerto, un día más, a perder el tiempo chillando y tratando de que el desastre que se avecina sea menor, pero pintan bastos.

No escribo porque no tengo ánimo, la mayor parte de mi fuerza de voluntad la utilizo para pensar en lo menos posible y para empezar a tímidamente buscar alternativas. Dicen que mal de muchos es consuelo de tontos. Es una gran mentira, aunque no la mayor. Pertenezco a una generación a la que se le prometió que si estudiaba y se movía podía encontrar un camino y la realidad es que mires donde mires hay muchísima desesperanza.

De todas formas, lo que está claro es que en las noches más oscuras una sonrisa puede iluminar el camino.