olvido

Pensar algo, querer escribirlo y que se me olvide. Que puto desastre.

Ahora lo recuerdo. Muestro demasiado para que la gente no pueda acceder a mis secretos.

Es extraño, las personas nos sentimos especiales cuando en realidad somos corrientes. Todo el drama.

Puta Pandemia, tete

Es extraño como ha cambiado todo.

Estos dos años han sido duros, durísimos, increíblemente largos donde cada vez que parece que llegamos a una meta, nos la mueven.

Este 2021 me ha traído un trabajo nuevo, vivo con mi pareja y nuevos problemas. Llevo tiempo dándome cuenta de que algo no va bien, no sé definir qué es, pero hay algo que me está quemando por dentro, devorando cosas buenas.

La musiquita suena y como siempre me ayuda a escribir, a exorcizar, a admitir cosas. Sé que la pandemia me quemó porque vi mi futuro muy negro (a nivel económico), sé que estudiar unas oposiciones fue duro y me quemó, sé que aprobar fue una gran noticia, pero que el estrés de no saber destino elevó mis niveles de ansiedad y los puso por las nubes y luego engordar y verme fea. Todos esos ingredientes se juntan con lo que tengo y dan un plato difícil de tragar.

Hay estudios que hablan del impacto de la pandemia en la salud mental de la gente, supongo que esto se va a llevar a mucha gente por delante y la desgracia es que para muchos el acceso a los profesionales de la salud es casi imposible.

Cuando yo era niña/adolescente el problema no era ir por la falta de recursos, era el estigma. El «te voy a llevar al psicólogo» era más una amenaza que un intento de ayuda.

Yo sé que sobreviviré, con o sin psicólogo, sé que soy una superviviente y sé que puedo con todo lo que se viene, así que si tú has llegado a este rincón perdido del universo y necesitas ayuda, dímelo.

Disociar

Los supervivientes tenemos algo de inhumanos. Tienes que meter todos tus sentimientos, todo el sufrimiento, los miedos y la ansiedad y hacer una bola con ellos. Entonces metes esa bola en el bolsillo y te levantas, vas a trabajar, vives, luchas, así día a día, hasta que mueres.

Pequeña de las Dudas Infinitas

Tengo varias obsesiones cuando escribo, las dudas, los gatos, las niñas pequeñas y las galletas, supongo que Freud tendría mucho que decir.

El ser capaz de escribir después de mucho tiempo, el sentir esa emoción de que estoy comunicando aunque no haya nadie que lea. ¿Es una locura sentir que las palabras que escribo me acarician y hacen cosquillas? A lo mejor no son las palabras, a lo mejor son los significados que hay detrás, los sentimientos y sensaciones fluyendo.

¿En qué momento la musa huyó? ¿Cuándo murió mi creatividad? Quizás dejé que la realidad me aplastase, quizás me rendí…

Pero

Sigo viva, seguimos vivos.

No somos los mismos, yo he crecido y he caminado por lugares oscuros, pero no he muerto.

Mi piel se sigue erizando cuando siento unos dedos acariciándome, lloro cuando siento dolor, me humedezco cuando me excito y no puedo evitar sonreír el 99’9% de las veces que veo un gato. Ésa es mi victoria.

Victoria.

Tiene mérito sentirse vencedora cuando te consideras una fracasada. Lo mejor de todo es que estoy segura de que hay personas que se sienten como yo.

Los fracasados somos más.

Los fracasados somos legión.

Los fracasados somos todos.