Tengo varias obsesiones cuando escribo, las dudas, los gatos, las niñas pequeñas y las galletas, supongo que Freud tendría mucho que decir.
El ser capaz de escribir después de mucho tiempo, el sentir esa emoción de que estoy comunicando aunque no haya nadie que lea. ¿Es una locura sentir que las palabras que escribo me acarician y hacen cosquillas? A lo mejor no son las palabras, a lo mejor son los significados que hay detrás, los sentimientos y sensaciones fluyendo.
¿En qué momento la musa huyó? ¿Cuándo murió mi creatividad? Quizás dejé que la realidad me aplastase, quizás me rendí…
Pero
Sigo viva, seguimos vivos.
No somos los mismos, yo he crecido y he caminado por lugares oscuros, pero no he muerto.
Mi piel se sigue erizando cuando siento unos dedos acariciándome, lloro cuando siento dolor, me humedezco cuando me excito y no puedo evitar sonreír el 99’9% de las veces que veo un gato. Ésa es mi victoria.
Victoria.
Tiene mérito sentirse vencedora cuando te consideras una fracasada. Lo mejor de todo es que estoy segura de que hay personas que se sienten como yo.
Los fracasados somos más.
Los fracasados somos legión.
Los fracasados somos todos.
Nictalope dice:
Siempre hay alguien leyendo, al otro lado. Tal vez alguien con igual número de obsesiones, aunque tengan distintos nombres; tal vez alguien con varias cuentas pendientes con Freud y un pequeño saquito de victorias entre sus muchos fracasos. Pero siempre hay alguien, aunque no sea la mejor compañía.
Eriwen dice:
Supongo que es lo bonito, los extraños compañeros de viaje que surgen.
Pobre Freud, no va a dar a basto.
Un saludo desde mi rincón.