El otro día empecé a hacerme pajas mentales y me dediqué a repetirme eso, porque era la único que acallaba mis demonios. Todo llega. Todo pasa.
Tus demonios llegan a ti cuando tomas conciencia de ti mismo. Desde ese momento crecen contigo y los alimentas sin darte cuenta, les das galletitas llenas de miedo debajo de la mesa y se comen las migas de pan con rencor que caen al suelo. Lo bueno de crecer, es que si trabajas lo suficiente aprendes a verlos con claridad, a ponerlos a dieta cuando están engordando demasiado y son un lastre, aprendes a llevarlos, porque son una parte tuya.
Todo llega. Todo pasa. Este momento pasará y llegarán nuevos, con sus cosas buenas y sus cosas malas, con sus aprendizajes, sus caídas, sus sonrisas y sus lágrimas.
Todo llega. Todo pasa.