Hoy es lunes y escucho una canción rara.
Llevo despierta desde las 4 y curiosamente hoy libro, aunque he ido al aeropuerto, un día más, a perder el tiempo chillando y tratando de que el desastre que se avecina sea menor, pero pintan bastos.
No escribo porque no tengo ánimo, la mayor parte de mi fuerza de voluntad la utilizo para pensar en lo menos posible y para empezar a tímidamente buscar alternativas. Dicen que mal de muchos es consuelo de tontos. Es una gran mentira, aunque no la mayor. Pertenezco a una generación a la que se le prometió que si estudiaba y se movía podía encontrar un camino y la realidad es que mires donde mires hay muchísima desesperanza.
De todas formas, lo que está claro es que en las noches más oscuras una sonrisa puede iluminar el camino.