El 2020 está siendo un año raro para toda la humanidad y para mi también.
Mi trabajo va regular por culpa de la pandemia, yo estoy engordando lo que no está en los escritos, me he apuntado a una oferta de empleo y me toca estudiar y he conocido a alguien.
La cuestión es que tengo la sensación de que el universo está conspirando para que mi vida cambie, a mejor. Creo que quizás sea el momento, creo que a lo mejor no va a quedar más remedio y creo que debo empezar a prepararme para dar un salto de fe.
En ocasiones me siento, respiro y me doy cuenta de dónde vienen mis demonios, les veo venir y soy capaz de tenderles trampas. La madurez en mi caso ha sido aprender a contener toda la mierda que acarreo y empezar a soltarla. La madurez para otras personas es aprender a comprometerse con alguien o con algo, quizás yo me estoy comprometiendo conmigo y con mi felicidad.
Sonrío, mientras me doy cuenta de demasiadas cosas, mientras asumo que esta epifanía pasará, como siempre.
Ojalá pudiera