Escribo en modo telegrama porque estoy cansada como sólo una turista puede estar. Ha sido un viaje intenso, cansado, etílico, divertido y extraño, como todos.
La verdad es que tuve mucha suerte en el vuelo de ida porque se portó super bien mi compañero de asiento, que además me ayudó a llegar a la estación super bien. Comí y me hice amiga de los dueños del local (a los que he vuelto a ver hoy) De los carnavales creo que lo que más me gustó, además del estado de embriaguez, fue cuando una adorable niña de unos 6 años se aproximó a mi para preguntarme si me podía hacer una foto con ella. Fue un momento super tierno y agradable e hizo que me sintiera super feliz.
Valencia es una ciudad diferente a lo que me esperaba. Es enorme y me pareció bonita. Es agradable pasear por su centro histórico y el barrio del Carme tiene un puntillo combativo que me moló. Con la gente bien, el viernes cuando llegué, el dueño del local donde almorzaba al enterarse de que no era autóctona me dijo «ya me parecías demasiado simpática para ser valenciana» La verdad es que no sé si han sido mis Dr Martens o qué pero me he sentido observada y jamás me habían piropeado tanto en mi vida.
Ayer mientras paseaba por Valenciana me encontré con los disturbios y lo único que puedo adelantar es que jamás había visto nada similar, pero que los medios de comunicación están siendo ligéramente injustos.
Un saludo
Sountrack dice:
Me alegro que te lo hayas pasado bien, que te hayan piropeado, y lo de la foto con la niña ha sido muy emotivo!! 😉
Eso sí, ardo en deseos en que nos cuentes tu experiencia y tu testimonio sobre el tema de las movidas de estos días pasados… Ya nos contarás…
Eriwen dice:
Soundtrack me parecía inaudito que no hayas comentado la manera en que he abusado de la palabra super en este artículo, en mi defensa diré que estaba enajenada xD
Sountrack dice:
Pues teniendo en cuenta que esa palabra me parece que solo la has usado dos veces, no veo yo el motivo de reportar abusos :), pero enajénese usted, tranqui… 🙂