Buenos días, hoy os escribo para contaros que me voy el fin de semana que viene a Marrakech y como no os he contado nada de Miami, creo que es el momento ideal para hacerlo.
Mi viaje a Miami fue una decisión tomada en el último momento, como casi siempre. Me cuesta decidirme y me da pereza mirar, combinación explosiva, pero así soy yo. Después de mirar destinos tan dispares como Cabo Verde, Praga, Copenhagen, Santo Domingo y Nueva York, me decanté por Miami.
Miami es latino, es español, es oír pesos en vez de dólares, es color y calor, es piropo y acoso sexual, juventud, fiesta y alcohol carísimo. Fui a Miami, a los Everglades y a Key West y en conjunto estoy satisfecha con el viaje, aunque fuese breve.
La verdad es que necesitaba descansar y desconectar, demasiado mal rollo en el curro y sobretodo tenía que quitarme la presión de mi último gran viaje antes de la subrogación, sobretodo porque no sé si podré hacerlo más adelante.
Lo más reseñable de Miami es que da igual lo que lleves puesto te van a decir cosas, desde guapa, hembra, cuerpo, preciosa, hasta que te tiren besos y muchísimas miradas. Llegó un momento en que me sentí muy incómoda y he viajado muchísimo sola, jamás, había sentido tantísimo acoso.
Próximo destino: Marruecos