Las calles desnudas me ignoran mientras mis zapatos desgastan los adoquines.
Entonces suena esa canción que hace que mis andares sean los de una modelo. Dejo de ser quien soy y me convierto en una diva y mis paso se sincronizan con el ritmo… Una lluvia tibia moja mi ropa de manera que queda sensualmente (y sexualmente) pegada a mi.
Lo que me rodea pasa a ser un plató donde se rueda un videoclip de música, donde todo gira a mi alrededor, alrededor de la música que suena en mi mente que hace que desee arrancarme la ropa y saltar…
La canción pasa y todo vuelve a ser gris.