El otro día

El otro día iba de camino a casa mi jefa, era un jueves normal a las 7 de la mañana cuando en la acera de frente divisé a un grupo de chicos.

Estos chicos, captaron mi atención, no por su belleza, sino porque empezaron a golpear los contenedores y hasta que uno no derribó al menos uno de dichos contenedores no paró.

Sé cómo os imaginais a estos chicos, pero no, no eran niñatos de 16 años con pinta de delincuentes juveniles.

Era gente que vestía pijito (pantalones de pinza, camisa, jersey…) y más cercanos a los 27 que a los 17.

Me quedé pensativa el resto del camino ¿por qué coño unos tios de veintitantos iban a encontrar divertido patear contenedores? No sé, supongo que me extrañó aún más que no fueran canis, supongo que no estoy libre de prejuicios, supongo.

En otro orden de cosas contaros que en el curro he estado trabajando mucho, que estoy cansada como un perro y que no entiendo a las personas que me rodean.

Ayer una compañera me recriminaba que me hubiera quedado más tiempo para ayudar en un embarque, y me sentó como una patada.

Lo primero es que lo hago para que los nuevos no lo pasen tan mal como yo lo pasé y segundo es muy fácil hablar cuando se tienen las espaldas bien cubiertas.

Yo intento no juzgar a nadie, pero invariablemente me encuentro con gente que me juzga a mi… lo dicho no entiendo a la gente.

Mañana por fin descanso después de 7 días de intenso trabajo… espero que el dinero compense estos pequeños sin sabores

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