«Time» es una película coreana de Kim Ki-Duk que vi el otro día (aunque es de 2006) sinceramente no sé cómo llegó a mi disco duro, pero ahí estaba así que la visioné. La cinta es un pajote mental, de estos que sólo pueden salir de una mente coreana. Resumiendo la historia va de una pareja, donde ella es una celosa patológica que decide operarse la cara para que su novio de dos años no se aburra de ella.
Aunque refunfuñé de la película hay algo que me gustó de ella y es que me hizo pensar. Vivimos en una época donde cambiamos de móvil cada dos años, el coche cada 5, donde nos operamos las tetas, nos quitamos costillas flotantes ¿de verdad es poco pobable que acabemos cambiando nuestra cara? Cuando el amor es enfermizo acabamos haciéndonos daño ¿hay mayor autolesión que cambiar tus rasgos faciales y dejar de ser tú? ¿Cuántas veces renunciamos a lo que somos (por dentro) por un sentido equivocado del amor?
El amor es eso que te hace crecer, conocer y descubrir, o al menos debería serlo.
Soundtrack dice:
Pues me parece que la premisa es bastante interesante!… Quiero decir, realmente, a nivel de reconocimiento personal, el rostro es lo que nos define: puedes engordar, adelgazar, envejecer, cambiarte el peinado, etc… pero la cara es lo que te sigue identificando. Si cambias tu cara, ¿a efectos prácticos no es como si te considerasen como otra persona?… Porque también habría que valorar la reacción de la otra persona…
Independientemente de que los celos que indicas en el resumen son de tóxico total, vamos… 🙂