De vez en cuando aún te busco, para cabrearme creo, porque es lo que termina pasando. Te leo y pienso que fuiste un gilipollas, pero que la estúpida fui yo, por fijarme en ti, por creer en la química, por dejarme llevar por el espejismo de unos ojos que parecían no mentir.
Ojos y miradas, una de mis obsesiones. Mis ojitos marrones, que nunca serán ni azules ni verdes, ni color miel ni negros, son marrones, esos ojitos que se llenaron de lágrimas, esos ojitos que despiden melancolía cuando me descuido, esos, en los que un día pensé que te perdías.
Suena una canción de desamor y pienso en ti, y que por desgracia no habrás aprendido la lección.
Soundtrack dice:
A la química hay que respetarla…