Mientras mi cerebro intenta ponerse en funcionamiento y mi gato se golpea contra la pantalla de mi netbook (eso sí, con la lengua fuera como si fuese idiota) yo como persona, ente, como conjunto al fin y al cabo me planteo qué cojones escribir a estas horas de la mañana.
Al abrir los ojos he sentido una profunda tristeza y sinceramente no sé como deshacerme de ella. Ahora mismo daría lo que fuera por cerrar los ojos y no sentir este agobiante calor, por no estar dónde estoy. Sin embargo hay deseos que no se cumplen. Al menos no de manera instantánea. Asi que sigo en marcha, como una autómata. Bloqueo mis sentimientos para seguir adelante, para no detenerme.