Y ahí estaban, unos pechos redondos, pequeños y firme.
Y ahí estaban, unos brazos hechos para amar.
Y dos cuerpos que se encuentran.
Y dos almas que se tocan, aunque sea durante el breve periodo de éxtasis y placer.
Y un par de ojos que observan con horror la traición plasmada en unas fotos.
Y un corazón que se rompe en mil pedazos de la pena.
Y un alma que desea escapar a un rincón oscuro donde nadie sea capaz de encontrarla.