Como conté hace unos días hace una semana tuve una hostia con el coche y acabé con un latigazo cervical. Debido a que me mareo y me duele (a veces nada, a veces un poco, a veces un montón) estoy de baja. Debería decir que hasta ayer estaba tranquila de baja, pero a lo largo del jueves mi humor se ensombreció. Lo primero es que pasé muy mala noche con mucho dolor, por la mañana me llamó mi mutua para verme el lunes y por último me llamó una representante del departamento de personal para intentar averiguar si yo sabía sobre qué fecha me iban a dar el alta.
Puede que parezca ilógico o absurdo, puede que no sea comprensible pero me sentí agobiada. No sé cuándo voy a estar bien y no me apetece que me anden preguntando y menos ayer que me dolía mucho. ¿Y qué de decir de mi mutua? Esa que nunca se ha preocupado por mi bienestar y que cuando me rompí el pie no me quiso ni mirar.
Puede parecer exagerado, quizás lo sea pero me sentí presionada para darme de alta y jamás pensé que eso me fuera a pasar a mi. Sé que en mi trabajo las cosas no marchan como deberían, pero esto me ha sorprendido.
Mientras escribo todo esto me tomo mis analgésicos y estoy en la cama, pensando que debo cuidarme, que lo primero es mi salud y que cueste lo que cueste haré todo lo posible porque nada se interponga en mi camino.