Cuando pensamos en el síndrome de Diógenes siepre nos quedamos con la imagen de ese anciano acumulando objetos y basuras pero es más (como casi todo en esta vida)
Cuando estaba a punto de aterrizar en Madrid (había salido de Miami) comparé el mapa de las ciudades americanas con las españolas. Obviamente las americanas al ser nuevas son rectas perfectas, cuadraditos maravillosos y sencillos mientras que las españolas son centros que se han ido ampliando y entonces lo pensé ¿y si nos aferramos a edificios como el anciano se aferra a su basura? El edificio cumplió su función, es bonito pero está viejo, ya no sirve pero nos empeñamos, no queremos perderlo, como si derribarlo nos arrebatara nuestra historia. Si mañana hubiera un terremoto y todas las catedrales de España se cayesen seguiríamos siendo España, y nos habría pasado lo que nos pasó y se lo podríamos contar a nuestros nietos y habría fotos y vídeos.
¿Por qué está bien que obliguemos a la gente a tirar su basura, su historia personal en aras de la salubridad pero está mal que tiremos edificios en aras de la eficiencia?
No digo que haya que hacer una cosa o la otra, simplemente pregunto ¿por qué?
Helena dice:
Estás comparando el patrimonio histórico de Espanha con la basura de un enfermo de Diógenes?
Eriwen dice:
Pues sí, porque no dejan de ser cosas.
Helena dice:
Pero una catedral no es solo una cosa, es la historia de Espanha, no pertenece a una persona sino a todo el mundo. El centro de Sevilla cambiaría radicalmente si derribaran la catedral, los alcázares y la Giralda para poner un modernísimo rascacielos. Y perderíamos toda traza de que Sevilla fue alguna vez una ciudad a la que enriquecieron muchas culturas. Es sólo un ejemplo. No son sólo cosas, son símbolos.