Hoy es uno de esos días en los que me alegro de tener varios blogs, uno como forera, otro que conocen algunos de cuando cierta persona puteó este blog y mi blog secreto.
Ese blog secreto, que es un diario, como el que las niñas escriben de adolescente, que es mio y que nadie conoce, algo perdido en el mundo de internet que nadie descubrirá porque no comento en otros blogs, porque no cuento nada interesante.
Asi que en esta helada mañana de febrero hablaré de este asco de sociedad, otro día más. Yo cuido a una niña, una niña listísima, guapísima que tiene 9 años. Mi niña, a sus nueve años quiere tener messenger y mp3 y hasta un móvil. ¿Por qué quiere eso? Porque en su clase la mayoría de compañeros tienen todo eso. ¿Sería bueno que lo tuviese? ¿o malo?
El móvil es un gasto de dinero, que obviamente asumirían sus padres y que sólo le servirá para gastar dinero tontamente. El mp3 creo que principalmente la dejará sorda y lo del messenger me parece una completa estupidez. Ella lo quiere para «hablar» con sus compañeros de clase, que ve todos los días y con los que debido su apretada agenda de actividades extraescolares no podrá coincidir, casi seguro, por las tardes.
Las niñas del curso superior ya tienen todas messenger, una que conozco, su madre aceptó a condición de que no agregue desconocidos… Me da asco y me asusta ¿Cómo serán las cosas cuando yo tenga hijos (si es que yo llego a tenerlos)? ¿En qué tipo de sociedad crecerán? ¿Qué tipo de madre seré? ¿Tendré que elegir entre mis principios y que mi hija sea una paria social?
Y mientras escucho Evanescence, «My Immortal» me pongo triste y tengo bastante claro que mi madre me dejó siempre hacer lo que quise y que yo seré una madre un poco dictadora. Una señorita Rottemeier cualquiera, que cree en los límites, al menos en teoría.
Buenos días