Ayer mi madre hubiera cumplido 65 años y hace 10 años que se murió. Es extraño como pasa el tiempo y cómo nos acostumbramos a las ausencias.
Este verano fue un verano de mierda, por lo poco que escribí lo sabéis, pero recuerdo un viaje en coche donde hablé con mi madre. Obviamente no obtenía respuesta, pero simplemente me desahogué. Preguntaba al cielo y lloriqueaba un poco y por algún motivo que no logro comprender, me sentí mejor.
Por suerte, desde el verano las cosas han ido mejor, yo me siento mejor, más feliz, han pasado cosas buenas y trato de lidiar con las malas. Me gustaría pensar que ese «échame una mano, mamá» sirvió de algo, conmovió al destino, al karma o a Dios.
Sed buenos.