Diciembre es el mes de la ilusión en los niños, pero sobretodo es el mes de las comidas de cabeza, de echar de menos, de los agobios y de darte cuenta de que ha pasado un año y no has hecho ni la cuarta parte de las cosas que te has propuesto.
Sabéis que tengo razón, que digo verdades como puños y que el tiempo vuela, se escapa, se pierde como la línea. Siento un hormigueo por el cuerpo y es de emoción, porque he sobrevivido un año más.
No ha sido un mal año, ha sido raruno y eso que es feo. No es que sea supersticiosa pero 2013… suena feo. Mis manías y yo, qué «mijitas» soy, qué «pejiguera» qué expresiva.
Pequeño 2013, gracias por la visita, pero tengo ganas de que llegue el 2014.
Soundtrack dice:
A mí siempre me sucede lo mismo estos días del año, que me quedan "cosas pendientes". Es una sensación muy desagradable, la verdad… :-/
Ojizarka dice:
Yo siempre hago balance en diciembre, este año además lo he hecho por meses, o más que hacer balance por meses, me he dedicado a buscar algo bonito de cada mes, y así puedo decir que no ha sido un año del todo malo 🙂