Pues amigos y amigas ayer fue un día largo. Después de currar hasta las diez de la noche me encontré con una barbacoa de una amiga que no me quería perder y una quedada con unas amigas.
Vestida para trabajar me metí en mi coche y me dispuse a encontrar una casa sin tener nada más que unas indicaciones en un papel sucio. Después de un par de errores me di cuenta de que la primera opción era la correcta (si es que hay que hacer más caso a la intuición) Un ratito, una chistorra con pan, entrega de regalos (porque la barbacoa era una celebración) y a ponerse la ropa de salir y los zapatos escritor (de Zorrilla vamos) y a tomar una copa «by the face»
Después en la discoteca mucho padre de familia, mucho chavalín, un chico guapísimo y un gilipollas. El gilipollas bailaba aceptablemente bien pero iba de engreído po la vida, con el modo buitre on y se dedicaba a imitar a los camareros. Le hubiera zurrado. El chico mono era un yogurcito, muy atractivo, bailaba bien y lo daba todo en la pista pero con clase. Ains pero que rico.
Por último los padres de familia. Poco antes de irme un señor se puso a hablarme (justo cuando salieron los gogós) Me hizo un par de comentarios y luego con acentro portugués me preguntó si quería bailar. Yo no tengo nada en contra de Torrebruno (era como una mezcla extraña entre el intérprete de «Tigres Leones» y Jimenez Losantos, asi que decliné como pude la oferta y al poco tiempo me marché cansada y un poco sudorosa.