Ya lo decía yo

«Niña refranera niña puñetera»

Creo que el refranero español es sumamente sabio, obviamente puede haber refranes anticuados, sexistas o inadecuados, pero en general creo que dicen verdades como puños. Me encantan dichos, refranes y expresiones y las uso muy a menudo. La que me ronda la cabeza ahora mismo es la de «si quieres peces mójate el culo» Me parece genial, porque si alguien quiere determinada cosa tiene que hacer algo para lograrlo. Algo más que abrir la boca y expresar el deseo. Me revienta la gente que habla y habla y habla y habla y no hace nada. Quejarse sirve de poco buscar soluciones de mucho.

De Repente Un Extraño

En ocasiones la verdad llega a tu vida de la mano de un desconocido. La idea que viene a mi mente es la de una botella con un mensaje dentro que aparece en una orilla y tú lo lees y te das cuenta de que tiene razón. A veces es agradable que te recuerden que molas, que eres guapa, que tienes gracia. Es maravilloso saber que te echan de menos, que alguien que es importante para ti siento lo mismo que tú y te tiene cariño. Demasiadas veces se da por supuesto que la gente sabe lo que sentimos al igual que con excesiva frecuencia evitamos ciertas conversaciones, para no oír o para no decir.

Y hay momentos en lo que todo es negro y se ilumina una lucecita que nos recuerda, que todo, hasta lo malo pasa, que sonreír es gratis y que la vida es un regalo que no se debe malgastar.

Que mala pata

Estoy en un estado semidepresivo ocasionado por una escayola que tiene como fin que se me cure la fractura oblicua del quinto ¿metacarpo? ¿metacarpiano? ¿metatiano?

El primer día en en Florencia después de una velada maravillosa me caí, me golpeé contra un adoquín y me hice mucho daño. Eso no importó porque durante dos días estuve caminando con el pie amoratado e hinchado por toda Italia (toda toda, no, Florencia, Siena y Pisa) Cuando llegué a Sevilla fui a urgencias, no porque pensase que tenía nada roto, sino porque un amigo me había metido miedo. Asi que me duché, me puse mis vaqueros y me presenté en el Virgen del Rocío, donde me dijeron sin tardar mucho que tenía algo roto, que me iban a escayolar hasta la rodilla y que tenía que pincharme eparina todos los días en la barriga.

De puta madre. Mientras intentaba no lloriquear y pensar en un plan para trabajar escayolada me condujeron a la sala donde me iban a poner el yeso en mi patita y ahi me pidieron que me quitara los vaqueros. ¿Cómo iba a volver a mi casa con un pijama de estos verdes? Asi que llamé a mi hermana que se echó a reír (risa nerviosa según ella) lo que provocó en mi que me echara a llorar mientras decía «estoy intentando no llorar por favor no te rías» Tras el incidente y un compromiso por parte de mi sangre en venir a buscarme me tranquilicé y asi he pasado una semana con la pierna regular y además mocos.

Que hasta el coño estoy. Lo siento niños, pero estoy harta. Caminaba mejor con el pie roto, me costaba menos que pelearme con las puñeteras muletas. Ducharme es un suplicio, tengo que pedir ayuda y subir las escaleras que van de mi portal a mi ascensor es un turrón. No tengo paciencia, lo admito y además pienso cosas y me encantaría decirlas, pero no son apropiadas porque prácticamente cada cosa que digo es porque tengo mucho tiempo libre para pensar y eso las invalida.

Me dedico a ver series y pelis pero la verdad es que mientras empiezo a convertirme en una pelota por comer y moverme poco lo único que me consuela es que en España no es fácil conseguir armas porque entonces la liaría super parda…

Me pregunto si la persona que ama que le manden postales, me mandará una a mi después de su último viaje.

Entre flores y culos anda el juego

Pues mi vida es una serie de catastróficas desdichas que terminan acabando bastante bien en general. Ahora mismo la frase que me ronda la cabeza es «lo que no me pase a mi» Y es que es verdad todo me pasa a mi y al final lo bueno y lo malo se juntan y se convierte en una anécdota semidivertida.

Ayer cuando llegué al aeropuerto me di cuenta de que no tenía la cartera. Me senté en el suelo y le di la vuelta a la mochila y al bolso y asi, rodeada de mis bragas sucias, ropas, zapatillas y trastos comprobé estupefacta, asustada y agobiada que mi cartera no estaba, Quise llorar y no pude, me puse a temblar super agobiada. Estaba en una ciudad que no era la mía con 20 euros en el bolsillo, sin dni, sin tarjeta y creí que me moría. Puedo jurar, y no es mentira, que me dio un ligero tembleque. Asi que me encaminé al mostrador de facturación donde la señora de iberia fue absolutamente amable y me dijo donde había una comisaria. Puse la denuncia, cancelé la tarjeta de crédito y decidí irme a casa. Sólo quería meterme en mi cama a salvo de seres malvados que me mangaban la cartera.

Cuando llegué a casa tenía dos llamadas perdidas. ¡Habían encontrado mi cartera! Asi que a partir de ese momento mis músculos se destensaron y respiré tranquila.

De esta experiencia puede decirse que he aprendido varias cosas. La primera que aun queda gente buena en el mundo. La segunda que algunas de esas personas buenas son mis amigos. Quisiera agradecerle especialmente a una persona que no lee este blog lo absolutamente pendiente que estuvo de mi, que se ofreció a venir a buscarme al aeropuerto y a echarme una mano. Y me gustaría disculparme con esa persona también por todas las molestias que le ocasioné porque la verdad es que sí, que di un por saco considerable.

Ahora mismo lo veo todo asi con humor, incluso la próxima vez que vaya a ese aeropuerto pienso llevarles chuches o algo porque fueron super agradables igual que a la señora de iberia que me animó.