Laborar

Trabajo.

Estábamos acostumbrados a que tener trabajo te permitía cubrir las necesidades básicas, pero eso ya no es así, al menos en España. Ahora mismo tener trabajo puede implicar no poder subsistir, y eso, es una mierda.

Yo soy una afortunada, tengo un contrato de menos de 40 horas que me permite sobrevivir. Pago mi alquiler, mis gastos, mi comida y la de mi gato. Tengo horarios de mierda y trabajo como una bestia, hasta ahora lo había sobrellevado bien, pero de un tiempo a esta parte, estoy peor. La degradación de mis condiciones laborales es paulatina y parece que imparable. No es sólo que trabajando 400 horas más que antes cobre lo mismo a final de año. No es sólo que el personal fijo va menguando y que nos pasemos la vida formando a eventuales que se van (bien porque la empresa no quiere hacerles fijo o bien porque encuentran algo menos malo). Es que cada vez la presión y el estrés al que estamos sometidos está haciendo que caigamos como chinches. Bajas por doquier, bien sea porque la gente revienta físicamente (en otro departamento desprograman días de descanso, ponen turnos partidos, jornadas de 9 horas, 7 días de trabajo y sólo dos de descanso), o porque la gente explota a nivel emocional. Una compañera se tiró una jornada laboral completa llorando y al día siguiente se dio de baja. ¿Trabajar implica perder la salud?

Yo he salido llorando del curro más de un día, pero soy consciente de que tengo que llevarlo de otra manera y seguir buscando trabajo. ¿El problema? Los trabajos que me han salido están peor pagados (incluso siendo en Madrid)

Sento que nos están timando y nos estamos dejando. Somos auténticos gilipollas y nos da igual. Nos están dando por culo y ponemos la cama y el lubricante. Las generaciones posteriores nos preguntarán que por qué no hicimos nada y no tendremos una respuesta.

Café caliente

Miró su cafetera nueva, nueva y roja, roja y blanca. No podría dejar de mirarla porque no dejaba de resultar curioso que justo se hubiera roto la antigua (la de su ex) justo cuando hacía un año de su ruptura.

El tiempo va borrando las huellas, va destruyendo los recuerdos y va aflojando las cadenas, como el refranero popular dice «no hay mal que cien años dure ni cuerpo que lo aguante». Menos mal.

De nuevo su mirada se desvía a la puñetera cafetera que es preciosa. De nuevo su mente vuela. El tiempo da perspectiva, un año, 365 días. Muchísimas vivencias, mucho crecimiento y mucho dolor. Una amiga siempre dice que el dolor da profundidad, ella tiene la sensación de ser una sima.

Le estaban entrando ganas de un café de tanto mirar la cafetera, pero no podía ser, porque era tarde y al día siguiente tenía un viaje. Iba a ser una experiencia, el último viaje fue con su ex y fue un desastre. Lo bueno de viajar con su ex es que las últimas veces «todo es una mierda», así que tenía un entrenamiento para adaptarse a viajar con otras personas.

En este momento además de pasarlo bien en el viaje (imprescindible) tmbién quería ir guapa, quería sentirse guapa, necesitaba sentirse guapa. Así que mientras terminaba de hacer la maleta se había puesto una mascarilla. Mañana iba a ser un gran día.

Dolor de tripa, nervios, expectativas, un nuevo viaje.

Hace año comenzó un viaje, con menos lastre y con la sonrisa puesta a pesar del dolor, porque ya conocemos el dicho «mejor sola, que mal acompañada»

En el futuro

En un futuro no muy lejano nos preguntaremos cómo hemos llegado a donde estamos.

Estoy convencida de que se aproximan tiempos negros y nos tocará enfrentarnos a los reproches, y lo que es peor, a la realidad de estar sumidos en la desesperación. Suena apocalíptico, pero es que pinta regular. Desde Trump, a Bolsonaro, desde Lepen a Abascal. Con la realidad del calentamiento global, rodeados de plásticos y extinguiendo animales. Cerrando los ojos ante los ahogados en el Mediterráneo, volviendo la esclavitud a Libia y consintiendo el genocidio en Yemen.

¿Será que cada vez somos menos seres humanos?. Hace poco asistí a un debate en twitter donde hubo quien, en el caso hipotético de que se produjera un incendio, no sabía si salvar a su perro o a un niño ¿en serio? ¿la evolución era esto?.

Lo peor de todo es que no sé qué hacer, cómo cambiar las cosas, así que acepto visiones positivas y consejos.

Kiss Kiss

Los besos, a veces duelen y, aún así, me encanta besar. Y supongo que eso resume mi vida y mi filosofía vital.

La vida duele y aun así me encanta vivirla. Y mi vida, por muy desastrosa e imperfecta que sea, es mía.

Es curioso como en Navidad suelo sentir envidia, de mis amigas principalmente, por tener familias estupendas, novios y suegras adorables que les regalan de todo. Envidio que no tengan que trabajar festivos y me da por culo sentirme la amiga pringada cuya madre está muerta, que está soltera y que trabaja como una mula. Lo curioso del tema es que no creo que me cambiase por ninguna.

Supongo que por fin estoy aprendiendo a quererme, a sentirme un poquito más a gusto en mis zapatos, a darme cuenta de mis cualidades y dejar de mirarme con ojos únicamente críticos. Quizás estoy consiguiendo todas esas cosas porque he soltado lastre. Es una putada darte cuenta de que la persona a la que más has querido nunca era una persona que no te convenía y que lo mejor que ha podido pasar es que vuestra relación acabase.

No voy a decir que la soledad siempre sea fácil, pero quizás, a veces, es necesaria.

Historias de Tinder

Después de unos meses soltera me decidí a abrirme un perfil en Tinder. La verdad es que con amigas casadas y con niños (o en búsqueda activa de churumbel) y un trabajo a turnos, es complicado conocer a gente.

Creo que mi perfil de tinder refleja bastante bien quien soy. Salgo mona en las fotos pero no son una estafa (no llevo 500 filtros) y además hablo (me dan por el ojete las personas que sólo ponen fotos y no cuentan nada).

En estos meses he quedado con mucha gente, cosa que no reconozco, porque aunque no me he liado con casi nadie, los tíos se sienten intimidados si les cuentas que has conocido a bastantes. He quedado con tantos porque yo tengo pocos filtros. Es decir, como no estoy en «búsqueda activa de pareja» sino que lo he usado como manera de conocer personas y para salir cuando me aburría en casa no he sentido la necesidad de ser exigente. He quedado con gente con la que apenas había hablado, con gente que por foto parecía fea (a veces han sido peor y otras me he llevado agradables sorpresas) y en general he tenido «citas» estupendas y algunas que han durado lo que he tardado en terminarme la bebida.

Hace poco quedé para un café con un jovencito y hablando hablando le conté alguna de las anécdotas y me dijo que no sabía cómo seguía quedando con gente despúes de las cosas que me habían pasado. Me sorprende que él se traumatice más que yo, que he sido la protagonista de la historia. Supongo que es algo bueno que tengo, a pesar de los palos recibidos en la vida, sigo tomándome las cosas con deportividad.

Luego está el hecho de que tengo un montón de anécdotas y que me hacen reír un montón. Me gustaría ponerlas aquí, pero me da una pereza tremenda transcribirlas, además de que creo que pierden gracia sin la entonación adecuada. No descarto compartirlas con vosotros, al menos las más graciosas.

Fijación por el cuerpo

Todos tenemos nuestro fetiche, el mío son los policías nacionales.

Es curioso que no me sirva cualquier uniforme, no me van los guardias civiles (ni su cuerpo especial, los GRS), no me va la policía local, ni los militares (aunque con los de la UME haría una excepción), a mi lo que me va es un tío con su uniforme azul de policía nacional.

Puede que sea porque cobran una mierda y creo que hacen una labor muy chunga. Puede ser porque me he liado con alguno, quizás sea que con todo lo que me he manifestado nunca he tenido problemas con ninguno o que una vez detuvieron a la persona que me robó la rueda de repuesto, la cuestión es que me ponen y me ponen mucho. Ahora que estoy soltera, si me encontráis a uno soltero que no sea golfo me lo mandáis. Estoy dispuesta a dejarme querer y cuidar (y quien sabe si esposar xD)

¿A qué viene todo esto? a una nueva serie que están echando en FOX que va de policías y que me está entreteniendo en un lunes que tengo que hacer un montón de cosas (como intentar arreglar mi móvil). APB se une a Chicago Fire y Chicago PD (se ve que también tengo fetiche con las series ambientadas en Chicago)

Móvil Down

La vida es que en un día súper divertido, en el último momento, tu móvil se caiga y se escoñe. La verdad es que es en otras circunstancias estaría rasgándome las vestiduras, pero supongo que estoy relativizando y que tampoco es que pueda hacer mucho un domingo por la tarde.

Veo pasar el domingo y dejo que la resaca se escape, no necesito esa compañía. Mi gato suspira a mi lado y yo no puedo evitar sonreír, porque la vida también es sonreír en los malos momentos.

A veces, lo mejor que te puede pasar es perder a gente que quieres pero que te hace mal. Quizás lo mejor del mundo es tener un gato. Tal vez crecer siempre duele.

Ni un paso atrás.

Mientras mi gato me observa pienso en todo el tiempo que llevo sin escribir.

¿Por qué ya no lo hago? ¿Es la falta de tiempo? ¿La falta de lectores? ¿la inexistencia de inspiración? ¿la vida que pasa?. Supongo que los motivos son múltiples. Probablemente es como todo, cuanto menos lo haces más te cuesta. Y sin embargo me aferro a este rincón del ciber espacio. Este rincón que siento mío. Este diario que me ha visto crecer y llorar y sufrir y amar.

No pienso renunciar a él, aunque no lo cuide lo suficiente. No pienso perder mi historia y quien he sido, quien soy.

Todo llega, todo pasa

El otro día empecé a hacerme pajas mentales y me dediqué a repetirme eso, porque era la único que acallaba mis demonios. Todo llega. Todo pasa.

Tus demonios llegan a ti cuando tomas conciencia de ti mismo. Desde ese momento crecen contigo y los alimentas sin darte cuenta, les das galletitas llenas de miedo debajo de la mesa y se comen las migas de pan con rencor que caen al suelo. Lo bueno de crecer, es que si trabajas lo suficiente aprendes a verlos con claridad, a ponerlos a dieta cuando están engordando demasiado y son un lastre, aprendes a llevarlos, porque son una parte tuya.

Todo llega. Todo pasa. Este momento pasará y llegarán nuevos, con sus cosas buenas y sus cosas malas, con sus aprendizajes, sus caídas, sus sonrisas y sus lágrimas.

Todo llega. Todo pasa.

Arcoiris

Lo bueno de llorar mucho es que llega un momento en que la pena se acaba y no se puede llorar más. Las lágrimas tienen un efecto curativo, desinfectan, se comen la mierda putrefacta que nos ha infectado el corazón y cuando al final uno está limpio y vacío de ponzoña, uno está preparado para ser feliz.

Desde la distancia se aprecia mejor esa travesía en el desierto que casi acaba con uno mismo y comienzan las preguntas ¿por qué?, ¿por qué se toleró lo intolerable?, ¿de verdad el amor tiene que tener un coste tan alto?, ¿de qué manera hubiera podido hacer las cosas mejor?…

Los días malos siempre van a existir pero también los buenos. Porque al final, la vida sigue, aunque nosotros no nos demos cuenta.